TEXTOS, ILUSTRACIONES Y DIBUJOS DE LA SAGA DE LOS CONFINES

El Arte de Los Confines fue un proyecto en conjunto entre la escritora Liliana Bodoc y el ilustrador Gonzalo Kenny para ilustrar el universo creado por ella en su trilogía "La Saga de Los Confines".
En el año 2017 cumplieron su sueño de autoeditar un libro-ábum al que llamaron "VENADO - El Arte de los Confines."
En este blog se encontrarán con los personajes de esta maravillosa obra, conocerán textos inéditos que compartió Liliana y podrán perderse en cada uno de los rincones de Los Confines.

2010-11-16

Kush

Como hemos comentado anteriormente, Liliana está trabajando en un cuarto libro de la Saga, llamado "Relatos de los Confines". He aquí un relato completo que no será incluído en el libro, pero que la madre de los Confines ha querido compartirnos...
Esperamos que nos dejen sus comentarios para compartirlos entre todos!


   La vejez de Kush fue muy larga, mucho más que los años de su niñez sumados a los de su primera y su segunda juventud. Tanto se prolongó su edad anciana que acabó siendo paras todos, y para ella misma, lo único cierto. Sin embargo, alguna vez sus trenzas fueron negras. Y como a cualquier joven husihuilke le llegó el tiempo de desposarse.

   Kush tenía diecisiete años del sol cuando Ulmen la pidió en matrimonio. Esa misma noche, sus padres hablaron sobre el asunto buscando la respuesta que debían dar al día siguiente.
- Es buen guerrero, y hombre generoso.
- Pero Kush dice que no murmura deseos en la Fiesta de los Antepasados, que no baila cuando recibimos al sol, y que apenas sonríe.
- Sonreir poco no es malo en un hombre.
   En eso, la madre de Kush acordaba con su esposo y, además, carecía de motivos para negarse al pedido de Ulmen. Sin embargo no quiso ceder tan pronto.
- Podríamos ofrecerles un paseo - dijo.
   La mujer se refería a un día entero en soledad, en el bosque de Los Confines. Al regresar, ellos traerían consigo deseo o disgusto. Nada más que eso era necesario y nada mejor podía pedirse. El resto del amor quedaba por delante, como cualquier tarea de las que a diario realizaban los husihuilkes.

   Ayudada por sus hermanas, Kush se tejió unas sandalias nuevas y una vincha que cubria la mitad de su frente y el nacimiento de las trenzas.
La noche anterior al paseo acordado, amasó pan de semillas. Y eligió un puñado de los mejores frutos secos.
- Ofrecerás el alimento cuando las palabras demoren demasiado en llegar o cuando aturdan - le aconsejó su madre.
Y amaneció antes de que Kush lograra conciliar un buen sueño


   El bosque de Los Confines estaba, por entonces, libre de dolor y de miedo.
Kush y Ulmen caminaban sin mirarse. El guerrero elegía los senderos en completo silencio. Pero de tanto en tanto, levantaba una de sus manos y la arrastraba por la fronda de los árboles. Ese único gesto bastó para que Kush comenzara a esperarlo.
- Mis hermanas me ayudaron a tejer estas sandalias -. La joven se detuvo y señaló sus pies para mostrar el resultado.
Ulmen miró apenas. El perfil de su pecho era rocoso.
- Me contó mi madre - continuó Kush - que ella también paseó con mi padre por el bosque.
La piel del guerrero estaba untada con un aceite grato y amargo.
- Mañana comenzaremos a cubrir el techo con brea. La temporada de lluvias no va a demorar y aún hay muchas cosas que hacer. Yo nunca gané el derecho de la lluvia, ¿y tú?
- Tampoco.
Kush aturdía y Ulmen callaba. Las dos peores cosas habían ocurrido al mismo tiempo. Tal vez era momento de tomar el consejo de su madre.
- Podríamos sentarnos a la sombra... Traje pan de semillas y algunos frutos secos - Kush habló muy bajo, avergonzada de su propia voz.
La respuesta del hombre fue señalar el árbol adecuado.
En aquel pan de Kush ya asomaban los panes que vendrían. Los que amasó siendo anciana. Los que, luego de su muerte, se marcharon con ella a la leyenda.
Posiblemente aquel sabor hubiese logrado sacarle a Ulmen un elogio, pero antes de que eso puediera ocurrir lo alertó una presencia inesperada. El guerrero se irguió, y Kush giró para ver de qué se trataba.
Alguien los miraba desde lejos. Estaba envuelto en una piel de animal y, a pesar de ser joven, llevaba un cayado.
- ¿Es el montaraz? - Kush lo reconoció aunque jamás lo había visto - ¿El que criaron las cabras?
Ulmen asintió.
- ¿El que llaman Kupuka? - insistió la joven.
Ambos habían escuchado sobre aquel hombre que, según algunos, crecía para Brujo.
Ulmen alzó su brazo derecho en señal de saludo. Desde su sitio, el montaraz respondió con austeridad y enseguida se marchó.
Ya entonces Kupuka demoraba en partir. Algo dejaba tras de sí, como rastro. Y aquel día, en el bosque de Los Confines, su rastro fue el aroma de la hojarasca sobre la que ha dormido una hembra.
Durante algunos minutos, los jóvenes husihuilkes respiraron profundo aquel olor. Luego Kush vio las manos de Ulmen andando hacia ella, y las recibió con una sonrisa.


   - Sí, madre - dijo al regresar - Seremos esposos cuando acabe esta temporada de lluvias - Y agregó -: Vimos al montaraz... ¿Sabes a qué huele?
Pero su madre le cruzó las trenzas sobre la boca para hacerla callar.

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   Llevaban muchas horas caminando, pero el sitio adecuado continuaba ocultándose.
Ulmen y Kush debían elegir el espacio donde emplazar su casa. Por eso andaban de un lado a otro, esperando que alguna señal se presentara. Una y otra vez recorrieron Paso de los Remolinos, miraron lo que conocían de memoria para verlo de nuevo.
- Quizás sea hacia el norte - dijo Kush, y hacia allí avanzaron.
Después la joven propuso caminar en dirección al volcán, al Lalafke, a las Maduinas...
- ¿Dónde está nuestra casa? - preguntó Kush cuando atardecía.
La asustaba pensar que se haria la noche sin que el lugar apareciera:
- No creo que sea bueno - murmuró.
Ulmen y Kush anduvieron un rato más con el sol a las espaldas, se detuvieron a mirar lo visto, y volvieron a andar. Ninguno pensaba en fingir el sobresalto de un aviso o, siquiera, en promover un presentimiento. Si nada habia, nada habia.
Se acababa el día cuando el balido de una cabra los sorprendió. El animal estaba junto a un enorme nogal que crecia alejado del resto de la vegetación.
Kush le pidió a Ulmen detenerse allí. Tal vez aquella era la señal, pero no era sencillo comprenderla. Después de un largo rato de recorrer los alrededores con la mirada, la joven husihilke se atrevió a descifrar.
- A mitad de camino - dijo. Y explicó - Ese nogal deberá estar justo a mitad de camino entre el bosque y nuestra casa.
Ella y Ulmen pegaron sus talones a la orilla del bosque y, desde allí, contaron los pasos: cincuenta y dos pasos del hombre, sesenta y ocho pasos de la mujer hasta el nogal. Pegaron sus talones al tronco del árbol y contaron de nuevo: cincuenta y dos pasos del hombre, sesenta y ocho pasos de la mujer hasta la casa que construirían.
- Aquí será. Con un nogal a mitad de camino - dijo Kush.
Ulmen quiso agradecerle a la hermana cabra, pero el animal ya no estaba.

.............................


   Luego pasaron años del sol. Y Kush comenzó a llorar porque su sangre era puntual como la marea del Lalafke.
Preguntó a las mujeres autorizadas de la aldea. Y con acuerdo de todas, molió nervaduras de hojas y las mezcló con el polen de siete flores, chupó la médula de un tallo, comió preparados con gusto a azucenas. Masticó otros que no tenían ningún sabor, y supo que eran esos los que más asqueaban y asustaban al cuerpo.
Una porción de aquellos remedios pasó de la boca de Kush a la de Ulmen, de modo que la medicina siguiera los dos caminos.
Pero la sangre continuó llegando a su hora, como si tratase de una mujer sin marido.


   Dos veces, Ulmen habia partido a guerrear contra linajes adversarios. Al regresar, venian sus ojos delante anhelando encontrar a Kush más lenta y pausada. Sin embargo, la encontró alguna vez trepada al techo de la casa, donde reponía los haces de paja. Y otra vez trabajando la tierra para después sembrar zapallos.
Aquella ausencia era incomprensible para las mujeres mayores, porque Kush poseia toda la humedad necesaria y Ulmen toda la fortaleza.
- Tenemos - decían- la profundidad en Kush, la impertinencia en Ulmen. No debemos lamentar repulsión entre ellos. Hay aquí alguna niebla que disipar, pero no parece estar en nuestras manos la tarea.


   Aquella mañana, Kush despertó antes que los pájaros. Y lo hizo pensando en el Lago de las Mariposas.
Ulmen dormía a su lado.
Kush se levantó en silencio, se puso su túnica, calzó sus sandalias y salió a la oscuridad.
Las aguas del lago eran privilegio exclusivo de las mujeres. Se bañaban en ellas las niñas cuando comenzaban a transformarse, las madres recientes y las mujeres que se alejaban de la juventud.
Muchas veces, durante esos años, Kush se habia sumergido en el lago. Pero nunca, como aquel día, se habia despertado añorándolo.


   Apenas amanecia cuando llegó. Y eso fue muchos años antes de que la serpiente fingiera unas flores amarillas.
Oulto tras los matorrales que rodeaban el lago, Kupuka, el montaraz, la miró descalzarse, desvestirse. La miró fijamente para luego recordarla.
Kush avanzó hacia el agua sin detenerse. El agua se despertó a causa de sus pies.
Los ojos apretados de Kupuka absorbían las líneas esenciales y retenían los grosores porque luego debería dibujarlos.
Kush se sumergió en las aguas del lago. Luego salió con lentitud, se vistió y abandonó el lugar.
Entonces, el montaraz se irguió en toda su altura. Caminó hasta el lago y, con el extremo de su cayado, trazó sobre el agua el contorno exacto de la mujer que acababa de marcharse.
Allí estuvo la figura, Kush de agua, que el lago no se atrevía a deshacer.
Kupuka alzó el cayado sobre su cabeza. Lo apretó con firmeza. De su garganta salió una voz incierta, parte de dolor y parte de amor, como él mismo lo era.


   El montaraz clavó el cayado en el centro de la mujer. Nada en el mundo emitió un sonido. Y luego la figura se absorbió hacia el fondo del lago, desde el punto en que había sido estaqueada.
Kupuka sabía bien que a partir de ese instante comenzaría a envejecer y a hacerse Brujo.
El Lago de las Mariposas reflejaba el terror de una oruga, el instante aciago de cualquier transformación, cuando no existen ni el origen ni el resultado. Luego, y después de aquietarse, reflejó la imagen desgreñada de un Brujo de la Tierra.

   Kush regresó y encontró a su esposo sentado bajo el nogal. El hombre la llamó a su lado y ella recordó cómo olía el bosque aquel lejano día del paseo.


   Esa mañana, bajo la sencilla sonrisa de Ulmen y cuando ya nadie lo creía posible, Kush concibió un hijo.

9 comentarios:

  1. hermosísimo, me encantó. Quiero leer la cuarta parte ya!

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  2. Por Favor, no quieron que crean que soy tonta ni nada por el estilo, porque, lo confieso, ni bien empece la primera parte del relato... me puse a llorar, de la emocion!! Y bueno! y si!! los confines son para mi, como el nunca jamas de Wendy, es ese lugar con lo mejor, es el lugar hecho para mi! donde se despierta la emocion, lo mejor de mi humanidad, un espacio... que existe en mi imaginacion, y en una imaginacion colectiva, donde todos somos husihuilkes, todos somos hijos de la tierra, brujos, guerreros, hijos, padres, mujeres, madres, hermanos, Lulús, Astronomos..
    Tengo todo el torbellino de emociones, aentimientos, sensaciones.. y no soy capaz de expresar ni una milesima parte.
    Los confines me tocaron, de verdad, es el mundo, las historia mas maravillosa que jamas leí y no se dan una idea (no te das una idea, Liliana) de lo feliz que me hizo ver que hayas decidido sacar estos relatos!! no se, me muero de verguenza si leiste alguna vez mi pobrecillo intento de cuento sobre las mujeres pez. No soy escritora, me dedico al campo, a la cocina y a la familia.. soy una especie de vieja Kush de las pampas :P pero me moria de ganas por seguir viviendo los confines, nuevas historias, aunque fueran viejas..
    Primero, gracias a los chicos del documental (que todavia estoy esperando?) y despues gracias a Gonzalo, que fue un puente entre Liliana y los hijos (fans suena muy cholulo, hijos es mas confinesco) y grracias a este mundo loco de internet y redes sociales, que esta maravillosa mujer, la Madre que creo los Confines, se volvio un ser humano, alguien de carne y hueso, que sabe que existimos, y que tampoco fue capaz de dejar guardado el cofre lleno de historias, como el baul de las familias husihuilkes... asi que.. simplemente, GRACIAS!!! gracias por haber escrito este mundo maravilloso, que siempre me hace emocionar hasta las lagrimas!! Gracias!

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  3. acá estamos... hoy la escuché a Liliana en un encuentro que hubo en Salta. Alguien le preguntó cuál era la relación exacta entre Vieja Kush y Kupuka, y ella sugirió leer la respuesta acá. Agradecer por no habernos dado la respuesta es una obviedad, porque esta idea de amor escondido es, con este relato, una perfecta metáfora del amor imposible de materializar. Kupuka tocó su cuerpo sin tocarla, Kupuka amó a Kush sin decirlo, sólo espiándola... precioso, genial. Una vez más, en el día de hoy, gracias Liliana! (Chula)

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  4. Increible! esto explica en parte la "relación especial" que después mantienen hasta la muerte de kush ;_____;!
    G R A C I A S =D!

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  5. Me gusto mucho sentir (xq leer suena distante) a Kush como una adolescente normal, habladora, tierna y en busca del amor.

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  6. Qué bella historia! es emocionante de verdad, gracias por compartirla.

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  7. A veces las historias fantásticas están llenas de lo cierto.....
    A veces lo cierto es tan fantástico....
    El misterio maravilloso de la vida.....de la historia...
    de ser hombre, ser mujer....
    A veces lo maravilloso....es cierto.
    Cuando somos parte del mismo canto.
    De la misma lucha, del mismo amor.
    Cuando la vida es magia…..sencillez, sabiduría.
    Cuando se llena de colores un camino.
    Cuando la respuesta es sólo seguir…
    A veces lo que soñamos nos sorprende en la esquina.
    A veces el deseo nos toma de la mano.
    A veces el perdón no nos salva, nos impulsa, nos arrastra… a perdonar.
    Entonces , simplemente, nos sabemos parte, porción, latido o suspiro de la inmensidad.
    Y el universo cabe en una gota de rocío, en un pedazo de pan, en tu rostro, en el mío, en las manos , en los pasos, en el andar.
    A veces lo maravilloso es cierto.
    (Surgido luego de leer La Saga)
    Paula.

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  8. ¡Gracias, Liliana, por la magia de tus palabras!...
    Cualquier comentario es menos de lo que quisiera decir...
    ¡Gracias!

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  9. Lo sospeche desde un principioo! Pero esta destinado que los brujos de la tierra no puedan disfrutar del amor de una a mujer, de la mujer que aman. Kupuka y Kush, Welenkin y Wilkilén!

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