Amiga, hoy no tengo ganas de dibujar… Hoy las imágenes no
me bastan.
Pensé en escribirte desde el dolor de tu ausencia, desde
este hueco y este vacío que lo llenan todo. Pero quiero escribir desde lo que
me dejaste y no desde lo que ahora me falta.
Quiero escribirte desde el agradecimiento, porque tu
poesía transformadora cambió mi mundo.
Quiero escribirte a vos que me regalaste volver a abrazar
nuestra historia como pueblo, para repensarla y transformarla.
Quiero escribirte a vos, que me curaste tantas veces con
tu pluma sanadora.
A vos, que me regalaste sin recelo a tus hijos (los
reales y los literarios), para que los haga parte de mi vida.
A vos, que me permitiste soñar juntos hasta alcanzar y darle
forma a nuestro propio libro.
A vos, que me regalaste amigarme con esta hermana Sombra
que hoy dice: es tu tiempo.
Sé que no supiste de orgullos ni vanidades y te
entregaste a todos así como eras, con la sangre del lado de afuera y el corazón
en la mano.
Sé que repartiste tu cariño como si fuese pan; como si sobrara.
Que lo repartiste entre todos como se repartió el
Masticador, puro amor.
Sé que nunca supiste que eras vieja Kush ¡Y era tan
evidente para los que te conocimos!
Amiga mía quiero decirte: no temas. Te cuidará Kupuka.
Te cuidará tu sangre, vas hacia ellos. Y mientras Wilkilén
tirará de tus trenzas.
Te hiciste carne en la eternidad al hablarnos de lo
grande y lo pequeño.
Y dejaste el mundo mejor de lo que lo encontraste.
Amiga mía, no temas. Que somos muchos los que cantamos
bajito para que el Odio retroceda.
Hoy siento que el Cielo huele un poco a tus Confines.
Voy festejar que regresas, que el círculo te trajo de
vuelta.
Voy a celebrar que existe un lugar en el que hay un nogal
a mitad de camino,
donde me esperarás debajo para volver a abrazarte.
Hoy no tengo ganas de dibujar, Lili. Hoy no…
Pero sé que Los Confines se aparecerán en mi lápiz por el
resto de mi vida y que entonces siempre llevaré conmigo una parte tuya.
Que Dios te guarde en la palma de su mano hasta que
volvamos a encontrarnos.
Gracias Gonzalo, necesitaba lágrimas de emoción no de dolor, las hiciste realidad con esto. En realidad si dibujaste una semblanza perfecta, solo que usaste palabras en honor a la que mejor poetizó a la civilización latinoamericana.
ResponderBorrarTengo muchas ganas de llorar, gracias gonzalo por tus palabras
ResponderBorrarQué hermoso, Gonzalo. Tengo en mis manos el libro que hicieron juntos. Lo estoy leyendo.Es belleza pura.
ResponderBorrarEste blog ha sido eliminado por un administrador de blog.
ResponderBorrarAcabo de terminar de leer Los Dias del Fuego y vine corriendo a tu blog para ver tus dibujos y me encontré con esto. Hace mucho que queria leer estos libros y siempre los postergaba. Nunca me imaginé que los iba a leer luego de que Liliana partiera. Eso me ponia un poco triste, pero tus palabras me hicieron sentir mejor y me recordaron que la Sombra no es una enemiga, sino que es una de nuestras madres. Gracias.
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