TEXTOS, ILUSTRACIONES Y DIBUJOS DE LA SAGA DE LOS CONFINES

El Arte de Los Confines fue un proyecto en conjunto entre la escritora Liliana Bodoc y el ilustrador Gonzalo Kenny para ilustrar el universo creado por ella en su trilogía "La Saga de Los Confines".
En el año 2017 cumplieron su sueño de autoeditar un libro-ábum al que llamaron "VENADO - El Arte de los Confines."
En este blog se encontrarán con los personajes de esta maravillosa obra, conocerán textos inéditos que compartió Liliana y podrán perderse en cada uno de los rincones de Los Confines.

2010-10-25

Regreso a los Confines

Durantes este último tiempo, Liliana estuvo de viaje por nuestro hermoso continente, y a su vuelta ha querido dejarnos unas palabras para acercarnos un poco a la experiencia de su travesía... Los invito a recorrer un camino más allá de las distancias... Los dejo con ella!


Estoy regresando de un viaje arduo y venturoso. Digo regresando porque desde el aterrizaje del avión hasta este momento estoy en proceso de ensamblaje. Vuelvo de a poco, de a partes, con vaivenes.
Quiero pedirles que me permitan y me disculpen las distorsiones analíticas y sintácticas que van a marcar este escrito. Créanme que no podría ser de otro modo... Me hace falta tiempo para ordenar los paisajes que conocí y transité. No fueron paisajes externos, (aunque también los hubo), sino paisajes interiores, propios y ajenos. Espacios que no pueden fotografiarse ni describirse de manera tradicional. Me gustaría estar sentada con ustedes, en buena ronda, y poder contarles cara a cara ese intenso mes colombiano.
Pero el único modo es este, y vamos a hacer uso de las posibilidades.

Pocos horas después de mi llegada a Bogotá recibí un regalo bendito. Teníamos por delante una noche, ni larga ni corta, para consagrarla junto al Taita Querubín, abuelo y médico de la comunidad cofán.
El abuelo nos disciplinó con gentileza: hombres de un lado, mujeres del otro. Después entendimos que en ese lugar ritual tal separación era indispensable y provechosa. Mientras duró la maravilla, estuvimos acompañados por el canto de Magdalena quien, como su nombre lo dice, es una María luminosa que teniendo la edad de ser hija obra como madre.
Esa noche, cerca del viento de plumas del abuelo, entendi que es posible saltar a un abismo confiando, aunque no lo veamos, en el abrazo que nos espera antes del fondo. El Taita Querubín, tan anciano como Kupuka, veló por nosotros sin cansarse, sin resentirse, sin apurar la madrugada. Esperó sonriente a que despertáramos. Nada más y nada menos.

Varios días pasaron y fue el Abya Yala en la ciudad de Sogamoso, Boyacá. Inmensa fiesta por la vida.
Allí las voces crecieron, se hicieron abundantes.
A veces parecía faltar apenas el filo de una lanza para que fuera guerra. Otras veces, al contrario, no cabía en la intensidad del encuentro ni eso; ni el  filo de una lanza.
No hablo de lugares perfectos, ni definidos. Mucho menos hablo de paraísos. Hablo de instancias donde resultaba posible renacer, si teníamos las ganas y el coraje.
¿Quién dice que contamos con un solo nacimiento? Parece imposible nacer de una vez y para siempre sin cometer errores. Más bien, y si somos capaces de soportar un tránsito de desaparición, tenemos a nuestra disposición tantos nacimientos como latidos.

El viaje me sirvió para empecinarme en la idea de que en la poesía resisten las revoluciones verdaderas.
En la poesía se protegen durante las matanzas. Por el transcurso de la poesía, evolucionan. Desde la poesía regresan.  

Ahora necesito preguntarle a Nakín:
- ¿Y cómo es, Nakín, la existencia de la poesía?
- Líquida, vinculada y fugitiva. Por lo primero, la poesía llena las cavidades, transforma en recipientes los vacíos. Por lo segundo la poesía vive indefectiblemente de la poesía. No podría haber un instante poético separado de todos los instantes poéticos. La poesía se explica por la poesía. Por lo tercero, la poesía es ingobernable. Nadie es su dueño, nadie la detenta aunque algunos la escriban.  
            - ¿Y nosotros, Nakín, los de todos los días?
- Nosotros podemos hacernos parte indisoluble de la poesía. Para eso, es necesario saltar al mundo de los Símbolos confiando en el abrazo que no vemos. Saltar a la creación y mezclarnos con ella. Quien se empeñe en preservar algo de su singularidad será criatura viva, será criatura muerta. Pero no será poesía, símbolo. Y esto no significa maldad ni bondad, sino disposición de salto.

Nakín dijo lo suyo.
Yo agrego que mientras los dogmas sonríen sin mostrar los dientes, la poesía se rie a carcajadas en la cima del campanario.

Un abrazo. Seguimos cerca.

 Liliana Bodoc

3 comentarios:

  1. Cuanto más leo de ella, más me asombro. No me acostumbro. ¿Cómo puede ser que tenga esa forma de escribir, esa forma de decir? Es hermoso lo que cuenta en estas líneas y también lo es lo que piensa 'en voz alta' para que nosotros podamos enterarnos.

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  2. Totalmente de acuerdo.
    Me encantó el texto. Es muy profundo (lo cual es una redundancia porque es Liliana Bodoc quien escribe).

    Adoro a Nakín. Me fascina que reaparezca. O que nunca se haya ido.

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  3. ¡Qué manera esa, querida Liliana, de conmover el corazón y la mente de quién lee! Siento que con estos textos, cl igual que el Taita Querubín, estás velando por nosotros. Gracias por tus palabras líquidas, vinculadas y fugitivas.
    Un abrazo.

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