La muerte de María Elena Walsh me llevó de regreso a unos poemas para niños que escribí y olvidé varias veces. Estos son apenas algunos, dos o tres de los cuales tiene “borgeana inspiración”, con perdón del maestro.
Ocurre que, como María Elena Walsh sostenía en su obra, los temas no tiene edad.
Pueden leer los Poemas anteriores aquí.Liliana Bodoc
El primer Dino
Miles atrás del Tiempo
cuando el sol era joven
y la luna una almendra
cayó un huevo del cielo
y se trizó
en forma de filosa dentadura.
De allí
asomó el gigante.
Miró la soledad
a un lado y otro lado
de su enorme cabeza
Con una de sus patas
aplastó el cascarón
que le sirvió de nave.
Recorrió los desiertos
en busca de su nombre.
Bramó para escucharse,
tropezó con la niebla.
Encontró un río
y, cuando fue a beber,
se asustó de su cara.
Anduvo el gigantón,
llora que llora,
a través de lagunas y de estepas,
sin saber que con su andar
trazaba
los primeros caminos de la tierra.
El aburrido
Casa de ojos cerrados.
Casa del aburrido.
donde deambula un ser
de color pergamino,
párpados pantanosos,
y esqueleto vencido.
Allí está el aburrido,
colgado de los hombros,
porque nada le importa
porque todo es vacío.
Bostezando sin sueño,
arrastrando el camino.
Aburrido en su casa
donde el tiempo
se estira como baba.
Casa de aburrido,
¡y el espacio se enrosca
como un nido!
Aburrido en su casa
ni sabe lo que espera.
Pero mientras suspira
el mundo se festeja.
Se festeja de sol
de preguntas, de inventos,
de palabras, de rondas
de argumentos.
Aburrido en su casa
donde el tiempo
se estira como baba.
Casa de aburrido,
¡y el espacio se enrosca
como un nido!
Golpea su ventana.
Y dile que si viene
tendrá un sitio en la rama
del árbol florecido,
donde todo, ¡hasta el aburrimiento!
es divertido.
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